― ¿Cuál es el beneficio de tener la vida eterna, si la pasas tras las rejas? ― Baltazar se encontraba parado al frente de la celda de un condenado.
― ¿Cuál es el beneficio de tener la vida eterna, si no le sacas el provecho a ello? ― Respondió Sanoj
Cuál era la verdadera razón, para poseer una vida eterna… Sin nadie con quien disfrutarla. Una vez llego a alzar la copa de champagne para brindar el poder que obtuvo, sin darse cuenta que la botella se encontraba llena de cianuro, mientras menos liquido quedaba en la copa más amargo se encontraba su vida. El poder se volvió en su contra. ― Te has preguntado, solo alguna vez ¿Cuál es el sentido de la vida, Sanoj? ― Baltazar clavaba los ojos en el chico, sentando en el piso con la mirada fija en una hoja de árbol seca ― No ― La voz de Sanoj era seca. Alessandre pasaba sus manos por la barba, mientras miraba con reproche al condenado ― ¿No? Pensé que el único sentido que tenía tu vida era, proteger a las personas más cercanas a tu corazón ― Sanoj formo un puño y lo pego tan duro contra el suelo de su celda ― No pregunto cuál es el sentido de la vida ― Ahora se encontraba de pie, miro a Baltazar directo a los ojos ― Porque… Yo le encontré el sentido ― Baltazar, con los brazos cruzados lo observaba con determinación ― ¿Podría saber cuál es ese sentido? ― Sanoj bajo la mirada ― No existe ningún patrón que seguir para encontrar el verdadero significado de la vida. Poder, dinero, fama. Todas esas cosas que las personas anhelan con gran emoción, pero… ¿Te llevas el dinero a la tumba? La fama, no te deja vivir tranquilo ¿Le has preguntado a algún famoso “¿Eres Feliz?”? La presión de no poder ser como ellos en realidad son, los lleva al borde de la locura, los obliga a posarse una pistola en la tapa de los sesos y volarse los sesos. Luego está el poder, oh el amado poder... El poder te lleva a la inmortalidad. Bien, dirán algunos, pero aquí es donde entro yo. La inmortalidad es un castigo… Ves envejecer a tus seres queridos, ellos abandonan esta vida mientras tú recorres una carretera, donde no importa la cantidad de kilómetros que hayas recorrido, nunca veras el final.― Levanto la mirada ― El único sentido de la vida es vivirla, porque solo es una. Pero aquel sentido se pierde, si eres inmortal.―
Estas últimas palabras quedaron suspendidas en el aire. Nadie dijo nada en los próximos minutos. Baltazar saco de su bolsillo un aro lleno de llaves, tomo la más vieja y abrió la celda de Sanoj. ― Yo mate tu compañero de vida. Tú mataste a mi mejor peón. Tienes una razón por la cual vivir, y se llama venganza ― Baltazar le extiendo la mano a Sanoj ― No puedo traer a las almas que han cruzado el velo, Sanoj. Pero, puedo devolverte la mortalidad.
Sanoj no se atrevió a tocar la mano de Baltazar ― No necesito de ti para volver a morir. No soy del todo inmortal, solo no puedo envejecer. Estoy encadenado, no importa cuántas veces caiga en este juego, siempre regreso. ―
― Acabare con tu sufrimiento, Sanoj ― Baltazar desvaino la espada que cargaba, posándola cerca del cuello de Sanoj.
― ¿Esa es la mejor manera de vengarte por lo de Tobías?
― No lo tomes como un acto de venganza, tómalo como… Un acto de caridad para acabar con tu sufrimiento eterno. ―
― Que patético eres, Baltazar ―
Desde muy lejos se escucharon pasos de guardias corriendo ― Olvidaste las cámaras ― Sanoj señalo a una de estas. La alarma se había activado, los guardias bajaban las escaleras hasta llegar al piso inferior. Baltazar agarro a Sanoj por la espalda, poso la espada en su garganta para usarlo como escudo. La puerta de máxima seguridad se abrió, los guardias apuntaron a Baltazar, pero antes de que pudiera hacer algo este hablo ― Un movimiento más y lo mato ― Sostenía la espada con fuerza, Baltazar se encontraba en un momento crucial. ― Acéptalo, balty. Hoy vamos a morir los… ― Las palabras de Sanoj quedaron ahogadas cuando un sonido familiar comenzó a sonar en sus oídos, tenía tiempo sin sentir como su corazón se aceleraba de tal manera ― ¡¿Qué es ese sonido?! ― Dijo Baltazar mientras bajaba la espada ―No puedo moverme… ― Murmuro. ― ¡¿COÑO SANOJ QUE PASO?! ― ― Somos enviados a morir ―
Cada vez que pronunciaba aquellas palabras dejaban de ser menos aterradoras, Sanoj pestañeo y al abrir sus ojos se encontraba rodeado de un grupo de personas que conocía. Pero era innecesario por el momento dialogar con ellos, su atención se centraba en el alien gigante que estaba en el medio de todos nosotros. Baltazar asustado pego un grito y solto a Sanoj.
― Si te soy sincero, no veo en que manera esto pueda beneficiarme a mí. Me importa un coño lo que le sucede a la tierra. Es increíble, como un ser mucho superior a nosotros viene a nosotros a pedir ayudo. ―
― Sera mejor que te calles ―
― No, este sujeto no sabe la cantidad de problemas que he vivido en los últimos treinta años, no tuve la ayuda de nadie. Eres superior a nosotros, arréglatelas tu solo.
― Yo no estoy seguro… Mira, tu ― Baltazar señalo al alien gigante ― Acepto la tarea.
Sanoj bajo la mirada, no tenía nada por que luchar ― Mereces sentirte vivo otra vez, llevas años encerrado en esa celda, toda tu humanidad fue consumida por aquello barrotes. No lo veas como un acto de caridad hacia ese coso raro. Tómalo como un simple juego.―
― . . . ― Se alejó de Baltazar y se puso frente a frente del alien ― Si te ayudo ¿Me regresas a la normalidad? Si la respuesta es si, te ayudare.